Minicargas: para qué sirven y aplicaciones
Los minicargas son el tipo de elevadores más pequeños que instalamos. A pesar de que su tamaño es reducido, son robustos y llegan a soportar hasta 100 kg.
¿Cuándo puede ser una buena idea instalar un minicargas, sea a nivel comercial o doméstico? A lo largo de este artículo explicaremos algunas de las utilidades más comunes.
Funciones de los minicargas y usos más habituales
Aunque cada proyecto tiene unas especificaciones únicas, a las cuales nos adaptamos, hay ciertos rasgos comunes. En particular, los minicargas son la solución idónea para transportar objetos o mercancía poco pesada a través de los diferentes niveles de un edificio.
Usualmente, la velocidad del desplazamiento oscila entre los 10 y 35 centímetros por segundo. Y pueden accionarse de forma eléctrica o hidráulica.
¿Dónde suponen un salto cualitativo? Alguna de las aplicaciones que más solicitan nuestros clientes son:
- Hospitales y laboratorios, en los cuales es necesario reubicar material quirúrgico o farmacológico.
- Hoteles. Suelen contar con diferentes plantas y debe reponerse material de forma continua, así que los minicargas evitan muchos viajes y pérdidas de tiempo.
- Bibliotecas, para la organización de los libros por secciones y categorías.
- Comercios que requieren acudir al almacén constantemente. Un ejemplo de ello son las zapaterías, en las que hay que buscar el tallaje apropiado fuera de la vista del cliente.
- Restaurantes y bares, para el transporte de alimentos. Aquí es importante apuntar que los materiales con los que se construye el elevador son compatibles con la seguridad alimentaria. Aún así, si lo que estás buscando es un montaplatos para restaurantes, te recomendamos la lectura de este post de nuestro blog.
En resumen, los minicargas son un recurso económico para hacer más sencillas las labores diarias y disminuir la carga de trabajo.